La villa es una parte de la roca. Como si se tratara de una isla privada con una vista sin obstáculos y espectacular de la bahía de Altea Hills, que está rodeado de hermosa naturaleza. La intimidad iba a ser la parte más importante. Los materiales cuidadosamente seleccionados garantizan el equilibrio entre el exterior y el interior. La calidez de los elementos de madera en combinación con la suave textura de la piedra y el robusto acero corten crean una experiencia natural, moderna y lujosa. La villa cuenta con dos terrazas, por lo que siempre habrá un lugar dentro y fuera del sol. La piscina infinita ofrece una vista más allá del horizonte. Villa Isabelle: ¡una isla en la cima de una montaña!
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